HISTORIA. ‘Canelo’ fue obligado a ser vigilante de fincas sin terminar y estuvo cerca de morir

Redacción

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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- Hace unos meses, a la calle San Ricardo en el fraccionamiento del mismo nombre un constructor llevó con él a un perrito llamado «Canelo», un perrito que más que como amigo, lo llevó para convertirlo en el vigilante de la obra, de los materiales y el lugar.

A «Canelo», el constructor le dio la chamba de guardia privado a cambio de vivir en el lugar y dejarlo solito mucho tiempo.

Y mientras se realizaba la obra, un día dejaron fuera del lugar a «Canelo», por lo que empezó a vagar por las calles y otra vecina, llamada Alicia, que construía su casa en la misma avenida, decidió llevárselo y ponerlo en la azotea de la casa que construía.

Pero en ese lugar la construcción era lenta y la casa hasta ahora sigue deshabitada; la mujer iba apenas 2 veces por semana, las mismas veces que le echaba croquetas para que «Canelo» lo suministrara… ¡NUNCA FUE SUFICIENTE!.

Los vecinos de al lado veían las condiciones en que lo tenían, en una casa sin protección, con varillas expuestas, donde «Canelo» jugaba solito con un desinflado balón mientras se entretenía ladrando a los que pasaban, siempre con el riesgo de caer desde esa cornisa por donde se asomaba para que «le dieran un taquito» porque moría de hambre y sed.

Fue entonces que el pasado 31 de diciembre, «Canelo» perdió el control y cayó de la cornisa, lo que los vecinos temían había ocurrido.

«Canelo» lloraba, sus gritos hicieron que los vecinos de al lado salieran para ver qué había ocurrido. El perrito, que el constructor y la señora obligaron a convertirse en guardia de seguridad privado, estaba malherido a mitad de la calle y se arrastró hasta la entrada de la casa en la que habitaba.

La vecina se comunicó con la dueña de la finca, le marcó, le dejó mensaje. Eso fue a las 11:00 de la mañana. No fue sino hasta 4 horas después que la vecina llegó y no había visto los mensajes ni escuchado las llamadas de auxilio que le hicieron.

Para entonces los vecinos ya habían hablado a un veterinario que les dio un diagnóstico: Dentro de la desgracia, «Canelo» se defendió y metió sus patitas para procurar que la caída fuera menos agresiva, «tuvo lo que llamamos una ‘buena caída'», dijo el veterinario, sin embargo una de sus patitas se la rompió en varios cachitos, se pegó en su hocico y por fortuna no dañó órganos importantes.

Cuando la señora de la finca desde donde cayó «Canelo» llegó, los vecinos que resguardaron a «Canelo» le platicaron lo ocurrido y ella sólo dijo: ¿Y cómo está? y nunca pidió verlo, no dijo que cooperaba para los gastos, ni que si hacía falta algo para seguir el tratamiento, mucho menos que se lo llevaría con ella, solo preguntó al día siguiente que si ya había comido, cuando ella apenas le arrojaba bolsas con croquetas.

Hoy quienes lo cuidan pidieron la intervención de Control Canino y Patitas de Humanidad en el caso, pues la señora de la finca exigía el perro del que se adueñó sin permiso para que vigilara su casa aunque pertenecía un constructor que tampoco volvió por él y NUNCA LO BUSCÓ NI PREGUNTÓ POR «CANELO», solo terminó su obra y se fue.

Hoy la familia que lo rescató, alimentó y vigiló mientras vivía en la azotea llena de popó y a veces sin comida, busca mantenerlo en casa y convertirlo en uno más de la familia, pues hay otros perritos que serían sus hermanos.

«Canelo» está en un espacio limpio, con un colchoncito especial y una casita solo para él. Mueve la cola solo con oír a quienes los vigilan, aunque todavía tenga que estar bajo mucho medicamento y dolor extremo que a veces lo hace llorar.

A «Canelo» lo abandonaron 2 veces en menos de un año. El constructor y la vecina que lo tomó sin permiso lo convirtieron en «guardia privado» a cambio de «un hogar» y por eso estuvo a punto de morir.

La mujer que lo puso en la azotea dice ahora que su hijo pequeño lo»extraña» cuando apenas iban a verlo.

Esperan ahora el apoyo para adoptarlo, mientras tanto, «Canelo» se sigue recuperando para salir a pasear con sus hermanos, su nueva manada.

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