Queta Rojas, una enamorada de San Miguel que encontró su paz en Egipto

Redacción

newssanmiguel@gmail.com

Fotos: Caras.mx

 

Queta Rojas amaba San Miguel de Allende, tanto, que los fines de semana y sus fiestas de cumpleaños los celebraba en las tierras guanajuatenses. Ella es una de las víctimas del atentado en Egipto, iba en el grupo de mexicanos que fueron atacados por el ejército de aquel país.

En las redes sociales el nombre de Queta aparece una y otra vez, se movía entre las celebridades porque era una mexicana experta en modas, dueña de una de las agencias de modelos con más prestigio en México. Apareció varias veces en el programa de Mexico’s Next TopModels y era invitada de honor en los eventos de moda y de la socialicé.

En la revista Caras, desde que se supo de su muerte, aparece casi todos los días una nota relacionada con ella. En ella, su publirelacionista dijo que era una mujer muy espiritual, que no era la primera vez que lo hacía y que esta ocasión lo había hecho para buscar su paz interior, «y ya la encontró», dijo la que fue su mano derecha.

En San Miguel de Allende, Queta Rojas dejó muchos amigos.

Ella compró una casa en la colonia Santa Cecilia, cerca de San Luis Rey. El presidente de los inmobiliarios en San Miguel, Eric Cházaro fue quien hizo la transacción con ella en el año 2012.

Desde ese tiempo Queta no dejaba de venir a San Miguel los fines de semana que podía o en puentes. San Miguel era una parte de la paz que ella buscaba.

La casa que ella compró perteneció a una ciudadana americana que practicaba el budismo y estaba justo como ella la quería: todo en armonía.

«Su casa era como un pequeño oasis, se enamoró de ella nomás lo vio. La colonia en la que estaba ubicada es de escasos recursos, por eso es que era un oasis», dijo Cháczaro.

Durante los últimos años celebró su cumpleaños en San Miguel, donde además hizo muy buenos amigos con esa paz interior y exterior que emanaba.

Quienes la conocieron dicen que aparentaba menos edad de la que tenía. Era muy sana en su alimentación, le gustaba meditar, estar mucho tiempo con ella misma.

La empresaria Queta se fue a ese viaje a Egipto para hallar lo que siempre buscó: una paz eterna que ya encontró.

 

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