Maribel y su esposo chef Juan Pablo ponen tienda de postres para sobrevivir a la pandemia

Redacción

Newssanmiguel@gmail.com

SAN MIGUEL DE ALLENDE. – No cabe duda que esta pandemia está sacando lo mejor de nosotros, desde su llegada a México en Marzo del año pasado, que obligó a todos a encerrarnos en nuestras casas, que muchos perdieron sus negocios y empleos desde sus hogares se las tuvieron que ingeniar para ganar algo de dinero y poder cubrir almenos sus necesidades básicas mientras pasaba esta tormenta, que desafortunadamente aún no se va, sigue con nosotros.

Muchos emprendieron su negocio, aprovecharon las nuevas tecnologías, en este caso las redes sociales para promocionar sus servicios y/o productos.

Una de las muchas familias que en San Miguel se les ocurrió iniciar su pequeño negocio a raíz del Covid, son Maribel Tapia y su esposo Juan Pablo Hernández, esta es su historia.

Su familia está conformada por cuatro; Juan Pablo, sus dos pequeños Javier y Valentina y Maribel, ella es ama de casa y nos abrió su corazón, nos compartió por todo lo que pasaron el año pasado con el Covid.

Estuvo muy crítica su situación, su esposo donde trabaja tuvieron que cerrar un tiempo, él estaba trabajando en el Rosewood como ayudante de cocina, y de ahí surgió la idea de hacer un negocio, empezaron a hacer planes, el flan napolitano junto con pay de queso, empezó la idea, empezaron a vender, empezaron a tener pedidos y ya posteriormente empezaron a crecer su negocio hasta tener una página, ya la pueden encontrar en Facebook como «Queso en Amor«. Se dedican a lo que es la repostería cheesecake, pasteles, flanes, pay de queso y más.

«Él inició en diciembre del 2019 y en junio lo descansaron casi 20 días, posterior continuó trabajando pero solo 3 o 4 días por semana, fue donde a partir de entonces cuando comenzamos la venta puerta por puerta, siendo el fraccionamiento La Paz el primer fraccionamiento donde iniciamos a vender», platica Maribel.

«Esta pandemia lo que nos trajo, por un lado no fue nada bueno ¿no?, por tantos empleos y negocios que se perdieron, pero también trajo cosas muy buenas, muy positivas, muy bonitas y pues realmente después de eso empezamos a vender puerta por puerta, empezamos a vender nuestras rebanadas de nuestro cheesecake y todos los postres que hacíamos, puerta por puerta visitabamos lo que era el fraccionamiento La Paz, fraccionamiento La Vista, La Parroquia, con conocidos y personas ahora sí que nos movíamos más que nada por Facebook para vender nuestros postres», agregó.

Y mientras prosperaba la tienda de postres de Maribel y Juan Pablo, él estuvo ayudando un poco a la mudanza con una camioneta de fletes, estuvo un rato moviéndose de esa manera.

Juan Pablo elaborando un pastel.

¿Cómo se la pasaron durante ese tiempo que estuvieron en el encierro, que se quedó sin trabajo tu esposo, en lo que planeaban la idea de su negocio?

«Surgió algo muy chistoso porque en ese momento… (con nudo en la garganta y sentimental, cuenta Elizabeth), realmente no teníamos dinero para poder invertir, entonces entre la desesperación, la preocupación de los niños, nosotros pagamos renta, se nos hizo un poquito difícil conseguir todo, entre la renta, pagos de servicios y todo lo demás, una tía de mi esposo le prestó dinero, le dijo ‘toma estos $400 pesos, te doy esto y esto y esto, yo quiero que me hagas dos y te los vendo por mi lado’, eso empezó en mayo del año pasado, si fue un poco difícil, obviamente peleas por la falta de ingreso, pero con paciencia, con apoyo, con… mi esposo siempre se ha dedicado a lo que es la cocina, entonces ya con sus ideas y con un poco de mis ideas, con sus colegas en este caso, pues empezó a surgir todo esto, si fue un poquito difícil la situación, pues la renta nos absorbía todo, pero gracias a Dios salimos adelante, obviamente fue un estrés un poquito fuerte, mas que nada los niños, pero ellos aprendieron que de todo esto, más que nada mientras uno se apoye como familia y como equipo pues salimos adelante».

«Hubo muchas limitaciones, había veces que… Pues preferíamos dormir hasta tarde, para evitar una comida», señaló Elizabeth.

Maribel y su esposo Juan Pablo, han aprendido que esta pandemia ha dejado muchas cosas malas, pero también muchas cosas buenas, siguen adelante con su negocio, a la fecha siguen todavía vendiendo sus postres, ya no van puerta por puerta, ahorita ya nadamas son puros pedidos completos, realmente quieren crecer, hacer esto más grande.

Juan Pablo sigue trabajando para Rosewood, él es chef y trabaja como ayudante de cocina, mientras que Maribel se dedica al hogar, cuida a los niños y también está al pendiente de la tienda de postres.

Estos son algunos de los postres que la pareja de esposos hacen para vender, para ver más, visita su página en Facebook. https://www.facebook.com/Queso-en-amor-101175888307984/

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